lunes, 17 de septiembre de 2018

Stalin, Hitler y Mussolini, tres dictadores de izquierda.


¿Pero qué dices, Dimitry? Stalin era comunista, los otros dos eras fascistas o nazis, la “extrema derecha”.

Mentira. Equiparar a la derecha, extrema o no (esa, también existe) con el fascismo es una mentira histórica colosal. Y, además, muy evidente. Por dos razones fundamentales.

1.- Para explicar la primera debemos empezar por establecer la diferencia esencial entre “izquierda” y “derecha” (más allá de las circunstancias históricas, allá en la época de la Rev. Francesa, que dieron origen al término).

-   La izquierda propugna una alta intervención del Estado en la economía, con el fin declarado de utilizar los recursos para el bienestar del pueblo.

-   La derecha, los “liberales”, propugna la menor intervención posible del Estado, afirmando que la libertad es el valor más importante y valioso en cualquier sociedad. Y que, libertad mediante, la sociedad siempre encontrará un estado de equilibrio.

Ambos tienen argumentos "hasta cierto punto" válidos. Ambos han cometido errores. Y los propagandistas de ambas corrientes propugnan la libertad de prensa, expresión, religión, pensamiento, asociación… Si alguno ha llegado a encabezar un gobierno hegemónico, sin embargo, ha intervenido en todos esos sectores ajenos.

Pues resulta que tanto Hitler como Mussolini (Stalin por supuesto, pero él asumía sin complejos ese papel) intervenían, y mucho, en la economía. Claramente, ambos eran "de izquierda".

2.- Para más inri (esta es la 2da razón evidente) es que Stalin y Mussolini nunca negaron ser socialistas. De hecho, la palabra “nazi”, como sabrás, significa “nacional socialista”. El régimen de Chávez, por ejemplo, se consideraba nacionalista. Y socialista. Aunque nunca quiso unir esas dos palabras, porque “sonaba muy mal”.  El fascismo, por su parte, aunque no tuvo el “socialismo” en su nombre, pretendía, declaradamente, instaurar un corporativismo estatal totalitario. Una economía totalmente dirigida por el estado.

Tanto Stalin como Hitler y Mussolini adversaban, sobre todo, a los partidos “liberales”. Esos que, hoy por hoy, nos gustan a todos nosotros. Menos a unos pocos locos.

Pero por razones políticas, Stalin, Hitler y Mussolini no eran “amigos”. Y al terminar la guerra o, más exactamente, al convertirse en "fría", la izquierda decidió homologar a los fascismos con sus peores enemigos, los liberales. La verdadera y única derecha. La izquierda decidió llamar “fachistas” a los liberales. Ocultando su propio parentesco.

Entonces, para terminar… ¿Es que no existe la “extrema derecha”? Si, claro. Y debemos tener mucho cuidado con ellos. Son los super-liberales. Los que creen que hay que reducir al Estado a su mínima expresión. Reducir el seguro social, los derechos sindicales, la educación gratuita, los gastos en Sanidad pública gratuita, etc.

Eso no se parece al fascismo. Pero es igual de nefasto, supongo.