viernes, 26 de junio de 2020

¿Es posible construir el siglo XXI con herramientas del XIX?



Nunca hemos tenido más recursos que ahora. Nunca.
La capacidad de generación de energía (atómica, fisión, fusión, geotérmina, solar, eólica), la productividad agrícola, capaz de ofrecernos una enorme cantidad de alimentos de una calidad jamás antes vista, la tecnología fabril (capaz de producir casi cualquier cosa con casi ningún obrero), la medicina y la biotecnología, capaces de garantizar nuestra salud y longevidad a unos niveles que la humanidad, hasta ahora, no supo ni siquiera soñar. La IA e Internet nos ofrecen, ya, hoy, un flujo de información que, en principio, podría poner fin a la ignorancia secular de la mayoría.
Claro, al mismo tiempo, no debemos ni podemos olvidar que hay problemas como el de los plásticos, el ozono, la contaminación. Pero todos ellos parecen ser solventables. El calentamiento global y la consecuente subida del nivel de las aguas son problemas "algo mayores". También está amenazada la supervivencia de muchas especies, incluso parecen estar desapareciendo los insectos, pero el planeta, con la ayuda de la ciencia, probablemente será capaz de sobrevivir incluso a todos esos desastres. Si solucionamos uno que otro asuntillo antes.
El gran problema, el verdadero problema es otro. El verdadero problema es que pretendemos construir un mundo completamente nuevo… con herramientas conceptuales del siglo XIX.
La supuesta "derecha" habla, con toda justicia, sobre la productividad del sistema capitalista y sobre el hecho de que las democracias liberales han generado las sociedades más prósperas e incluso justas de la historia. Pero olvidan que ese sistema… está en vía de desaparecer. Porque está basado en el crecimiento constante de la fuerza laboral y de la base impositiva. Todo el sistema está estructurado sobre una inmensa mayoría de asalariados y algunos profesionales independientes (algunos bien pagados, otros menos) que, virtualmente, va a desaparecer. Las corporaciones y un pequeño puñado de billonarios están viviendo un fugaz momento de gloria, pero su existencia también exige la de una mayoría económicamente productiva. Los seguros de "desempleo" y las pensiones están fundamentados en la existencia de una siempre creciente masa laboral joven y productiva… que va a desaparecer.
Nuestra supuesta derecha agita el temor (quizas fundado) del resurgimiento de izquierdas radicales trasnochadas que se limitarán a aumentar los impuestos y estatizar empresas altamente productivas, sin proponer absolutamente nada en términos de "generación de recursos". Y hablan con mucho temor sobre el "Nuevo Orden Mundial" (que nadie ha explicado con que se come eso). Y del "globalismo". Como si la fórmula del "Estado-Nación" haya demostrado ser la única válida, sobre todo con el mundo que se nos echa encima como una avalancha.
Y esta mismo derecha, basándose en razones religiosas y en la antes mencionada "necesidad de crecer", se niega a reconocer que la población no puede crecer sin límite. El planeta no lo resiste.
La supuesta "izquierda", por otro lado, habla, sigue hablando y hablando sobre la "desigualdad" como el gran problema a solucionar. Una desigualdad que, pese a la disminución de la pobreza en términos absolutos, sigue siendo brutal, sobre todo con la aparición de los antes mencionados billonarios. Y hablan de la necesidad de un "Ingreso mínimo vital". Que, "de momento", puede ser financiado a punta de impuestos a los que todavía producen… pero nadie explica, nadie, quién va a pagar el salario mínimo vital cuando los desempleados sean el 90 por ciento del planeta. Y resucitan banderas como las del racismo y la igualdad de géneros que, sin negar de ninguna forma su importancia, ya no son la principal amenaza para nuestro planeta y nuestra civilización.
Los discursos religiosos de todo cuño y los nacionalistas ninguno, ninguno, aborda el problema que se avecina.
Alguien, tú pónle el signo que quieras, debe pensar como manejar un planeta con todos los recursos y la capacidad tecnológica para mantener sanos, alimentar y ofrecer educación y diversión a una población que, eso sí, no puede seguir creciendo. Pero, ¿quién pagará por todos esos bienes si nadie o casi nadie está "produciendo"? ¿Quién y cómo gestionará la producción y distribución de todos estos recursos disponibles? ¿Una suerte de "capitalismo de Estado"? Yo no soy un economista para solucionar este problema  pero, así como pasamos del "trueque" a una economía basada en la "moneda", ahora debemos inventar algo nuevo. Ni la derecha ni la izquierda nos dicen como abordar esta transición. Ni puta idea..