"¿Sabes, fulanito? Yo creo que los pobres necesitan algún tipo de ayuda. Sobre todo en nuestros pueblos...
"No chico. Tú lo que eres es un ingenuo. Ya ves lo que pasa con los regímenes de izquierda. Vienen los Chávez y los Maduros..."
Cualquier argumento más o menos "solidario", cualquier sugerencia de políticas sociales, de necesidad de integrar, de superar la marginalidad, es inmediatamente rebatido con el confrontamiento con la ejecutoria del "socialismo del Siglo XXI".
Los pobres resultados del experimento soviético, claro está. Los muchos peores del de Cuba y, ahora, los espeluznantes resultados de los socialistas venezolanos le han dado excelentes poderosos argumentos a las derechas más recalcitrantes del planeta. A los defensores a ultranza de la libertad absoluta de mercado, de la no intervención estatal.
Hoy por hoy, Maduro es el mejor argumento a favor del liberalismo duro, de la extrema derecha. A punta de desmanes e imbecilidades, ha destruido la credibilidad de toda aproximación a la socialdemocracia, de todas las “izquierdas”
razonables (existen, sí señor) y potencia los ataques de la derecha liberal más extrema (esa es la
verdadera derecha, la enemiga jurada de cualquier género de intervención estatal. Los dictadores populistas no son "la derecha". Esos pertenecen a otra u otras categorías).