Nunca hemos
tenido más recursos que ahora. Nunca.
La capacidad
de generación de energía (atómica, fisión, fusión, geotérmina, solar, eólica),
la productividad agrícola, capaz de ofrecernos una enorme cantidad de alimentos
de una calidad jamás antes vista, la tecnología fabril (capaz de producir casi
cualquier cosa con casi ningún obrero), la medicina y la biotecnología, capaces
de garantizar nuestra salud y longevidad a unos niveles que la humanidad, hasta
ahora, no supo ni siquiera soñar. La IA e Internet nos ofrecen, ya, hoy, un
flujo de información que, en principio, podría poner fin a la ignorancia
secular de la mayoría.
Claro, al
mismo tiempo, no debemos ni podemos olvidar que hay problemas como el de los
plásticos, el ozono, la contaminación. Pero todos ellos parecen ser
solventables. El calentamiento global y la consecuente subida del nivel de las
aguas son problemas "algo mayores". También está amenazada la
supervivencia de muchas especies, incluso parecen estar desapareciendo los
insectos, pero el planeta, con la ayuda de la ciencia, probablemente será capaz
de sobrevivir incluso a todos esos desastres. Si solucionamos uno que otro
asuntillo antes.
El gran
problema, el verdadero problema es otro. El verdadero problema es que
pretendemos construir un mundo completamente nuevo… con herramientas
conceptuales del siglo XIX.
La supuesta
"derecha" habla, con toda justicia, sobre la productividad del
sistema capitalista y sobre el hecho de que las democracias liberales han
generado las sociedades más prósperas e incluso justas de la historia. Pero
olvidan que ese sistema… está en vía de desaparecer. Porque está basado en el
crecimiento constante de la fuerza laboral y de la base impositiva. Todo el sistema está
estructurado sobre una inmensa mayoría de asalariados y algunos profesionales
independientes (algunos bien pagados, otros menos) que, virtualmente, va a
desaparecer. Las corporaciones y un pequeño puñado de billonarios están
viviendo un fugaz momento de gloria, pero su existencia también exige la de una
mayoría económicamente productiva. Los seguros de "desempleo" y las
pensiones están fundamentados en la existencia de una siempre creciente masa
laboral joven y productiva… que va a desaparecer.
Nuestra
supuesta derecha agita el temor (quizas fundado) del resurgimiento de
izquierdas radicales trasnochadas que se limitarán a aumentar los impuestos y
estatizar empresas altamente productivas, sin proponer absolutamente nada en
términos de "generación de recursos". Y hablan con mucho temor sobre
el "Nuevo Orden Mundial" (que nadie ha explicado con que se come
eso). Y del "globalismo". Como si la fórmula del
"Estado-Nación" haya demostrado ser la única válida, sobre todo con
el mundo que se nos echa encima como una avalancha.
Y esta mismo
derecha, basándose en razones religiosas y en la antes mencionada
"necesidad de crecer", se niega a reconocer que la población no puede
crecer sin límite. El planeta no lo resiste.
La supuesta
"izquierda", por otro lado, habla, sigue hablando y hablando sobre la
"desigualdad" como el gran problema a solucionar. Una desigualdad
que, pese a la disminución de la pobreza en términos absolutos, sigue siendo
brutal, sobre todo con la aparición de los antes mencionados billonarios. Y
hablan de la necesidad de un "Ingreso mínimo vital". Que, "de
momento", puede ser financiado a punta de impuestos a los que todavía
producen… pero nadie explica, nadie, quién va a pagar el salario mínimo vital
cuando los desempleados sean el 90 por ciento del planeta. Y resucitan banderas
como las del racismo y la igualdad de géneros que, sin negar de ninguna forma
su importancia, ya no son la principal amenaza para nuestro planeta y nuestra
civilización.
Los
discursos religiosos de todo cuño y los nacionalistas ninguno, ninguno, aborda
el problema que se avecina.
Alguien, tú pónle el signo que quieras, debe pensar como manejar un planeta con todos los
recursos y la capacidad tecnológica para mantener sanos, alimentar y ofrecer
educación y diversión a una población que, eso sí, no puede seguir creciendo.
Pero, ¿quién pagará por todos esos bienes si nadie o casi nadie está
"produciendo"? ¿Quién y cómo gestionará la producción y distribución
de todos estos recursos disponibles? ¿Una suerte de "capitalismo de
Estado"? Yo no soy un economista para solucionar este problema pero, así como pasamos del
"trueque" a una economía basada en la "moneda", ahora
debemos inventar algo nuevo. Ni la derecha ni la izquierda nos dicen como
abordar esta transición. Ni puta idea..