lunes, 27 de diciembre de 2021

SOBRE LA IGUALDAD.

 

 A todos nos gustan los perros, los gatos, los pandas y las guacamayas.

A pesar de que son, en términos humanos, bastante menos inteligentes que nosotros, ¿verdad?

Y como nos gustan esos animalitos, creamos sociedades protectoras para ellos y leyes destinadas a proteger sus derechos, ¿verdad?

Entonces... ¿Por qué, por un lado, tratamos inmisericordemente a los tontos? Nos burlamos de ellos desde el cole. El "tonto" es menospreciado, sometido a burlas y vejámenes constantes, a lo largo de toda su vida. Más de la mitad de las comedias -en la literatura, el cine y la TV- son construidas en torno a los errores cometidos por un tonto, para regocijo de todos.

Pero por otro lado, mucha gente cree, probablemente la mayoría, que el voto de un tonto vale tanto como el de Einstein.

O sea, insistimos en maltratar al tonto. Preferimos que nuestra hija no se case con uno de ellos. Y no solemos nombrarlos Directores Generales de la empresa. Pero defendemos a capa y espada la idea de la igualdad política. En teoría, al menos, cualquier tonto puede ser presidente del país. Es "su derecho".

Antes de seguir, aclaremos algo: ¿A quienes estoy llamando "tonto"?

Para empezar, a todos aquellos seres humanos con bajo coeficiente intelectual. No hablo sólo de los "retrasados", sino de aquellos con CI "por debajo de la media". No me atrevo a dar cifras, pero son muchos, muchísimos.

Algunos de ellos, claro, han tenido suerte. Y han crecido en un entorno doméstico adecuado. Y quizás, para más inri, en sociedades cultas, civilizadas. Algunos de ellos, incluso, han pasado por la escuela. De hecho, unos cuantos han llegado a terminar sus estudios universitarios. 

Porque hay mucho tonto con diploma. Lo cual habla mal de la calidad de algunos universidades pero, desde luego, minimiza los efectos nocivos de su poca inteligencia.

Muchos otros, sin embargo, son tontos e hijos de tontos. Y han nacido en sociedades poco desarrolladas. Y no han recibido educación alguna.

De hecho, algunas personas con CI un pelín superior terminan comportándose como si fuesen tontos por carecer de educación y haber sido criados por padres poco inteligentes e ignorantes. Y en sociedades poco evolucionadas.

A todos estos señores, equipados con su derecho al voto se les está echando encima una sociedad cada día más compleja.

Cuidado: no estoy proponiendo quitarle el derecho al voto a los tontos. Personalmente, me encanta la idea del "voto calificado", pero asumo que sería una imposibilidad política y sociológica. 

Estoy sugiriendo, por el contrario, que los tratemos más humana, más generosamente de lo que hemos estado haciendo. 

Y que hagamos un serio esfuerzo para prepararlos -junto a muchos otros con CI algo más alto, pero que han sido insuficientemente educados- para enfrentar unos cuantos ítems que determinarán la sociedad de este siglo y, probablemente, la del que viene.

1.- La violencia como herramienta para dirimir conflictos y defender derechos, muchos de ellos apenas presuntos.

2.- La fuerza y la violencia, sobre todo, como recurso para conquistar mujeres.

3.- En general, todo lo que tenga que ver con las desigualdades de género. Ahí si cabría algo más de igualdad.

4.- El derecho a esquilmar el planeta.

5.- El derecho a reproducirnos como conejos.

6.- El derecho a la diferencia por lo menos equivalente al derecho a la igualdad.

Los tontos necesitan ser educados en todos estos temas. Para que su voto no hunda al planeta.